Les presentamos el acápite de culturas que fue recientemente (septiembre del 2007) publicado en la Gaceta Oficial de Bolivia. Les proponemos que analicen los aspectos que tienen que ver con el Patrimonio Arqueológico, el desarrollo de la Arqueología Boliviana, las relaciones insterinstitucionales, la profundización del marco jurídico sobre el tema y los programas y proyectos que propone o no propone el gobierno. A diferencia del documento que se publico 6 meses despues de que asumio el actual gobierno, este "Plan" tuvo como principales responsable al actual Viceministro de Desarrollo de Culturas y a sus principales asesores y directivos.
Efectuamos las siguientes puntualizaciones conceptuales que nos ayudaran a evaluar el contenido de este documento: a) El Plan, de manera genérica establece los objetivos generales del sector, la contribución que se espera de cada uno de sus componentes, las políticas que deben ser seguidas, la estrategia, los recursos disponibles para inversión (internos y externos), la participación de los componentes privados, las inversiones autónomas y otros. El Plan sectorial debe guardar coherencia lineal con los objetivos y fines planteados en el Plan Nacional (desde arriba) y coherencia transversal con los otros componentes con los cuales se encadena dentro del proceso operativo de programas y proyectos. b) El Plan Estratégico (que aparentemente es el que se pretende con este documento) es un instrumento que resulta de un proceso amplio de análisis, consultas y búsqueda de consenso entre los diferentes actores sectoriales. Un plan permite diseñar una visión de desarrollo futuro, definiendo las grandes prioridades y los objetivos del sector en el país, tomando en cuenta la situación actual, las fortalezas y debilidades y las amenazas y oportunidades (FODA), y de esta manera concretar los objetivos de corto, mediano y largo plazo.
Les invitamos a remitir sus comentarios para dinamizar un debate que nos posicione frente al tema.
2.6.4 Culturas
La Revolución Democrática y Cultural iniciada en Bolivia, desde enero de 2006, implica también una profunda trasformación de las relaciones sociales y culturales de los ciudadanos y ciudadanas.
Estas relaciones si bien se mantienen en los márgenes del sincretismo con culturas occidentales y coloniales con expresiones respetuosas de la diversidad cultural de Bolivia, es necesario reconocer que también existen sectores de la población que manifiestan su participación en la comunidad a partir de expresiones de división, exclusión, racismo, discriminación e individualismo.
Está claro que este tipo de relaciones sociales y culturales no puede seguir formando parte de una sociedad transformada en sus relaciones políticas, económicas y sociales, como elementos centrales de una revolución democrática y cultural instaurada a partir de una decisión soberana asumida por la mayoría de la población boliviana en las elecciones nacionales de diciembre de 2005.
El principal antecedente de esta definición política se encuentra en el valor cuantitativo de la composición étnica y social del país, en el que 63 por ciento de la población se reclama indígena. A este factor debemos sumar la definición política y ciudadana, suficientemente elocuente como para promover una transformación de las políticas culturales en Bolivia, que tienen que contrastarse con el patrimonio cultural de la nación para constatar la demanda implícita de una propuesta de cambio en las políticas públicas destinadas al sector cultural del país.
El territorio boliviano está habitado según el Censo Nacional de Población y Vivienda de 2001 por 8.274,325 ciudadanos y ciudadanas, de esa población, la indígena está constituida por 4.915.245 habitantes mayores de 15 años (CNPV 2001) lo que da cuenta que el 60 por ciento de la población total de Bolivia está constituido por indígenas y originarios de los cuales los pueblos más numerosos son el Quechua con 1.510.560 (18,25 por ciento), el Aymara 1.243.728 (15,03 por ciento), el Chiquitano 108.206 (1,30 por ciento), el Guaraní 77.121 (0,93 por ciento) y el Moxeño 44.247 (0,53 por ciento).
Aun a pesar de su peso específico el 86 por ciento de la población indígena es pobre, el 10 por ciento más rico de los bolivianos consume 22 veces más que el 10 por ciento más pobre y cerca de dos tercios de la población indígena se encuentra entre el 50 por ciento más pobre de la población.
Paradójicamente estos datos contradicen el aporte de los indígenas a la actividad productiva del país. La tasa de participación laboral esta compuesta por 81 por ciento de población indígena y 64 por ciento de población no indígena. Los indígenas son 3 por ciento menos propensos a estar desempleados (4 por ciento comparado con 7 por ciento) que los no indígenas pero un tercio de los indígenas empleados no reciben remuneración por su trabajo, comparado con un 13 por ciento de los no indígenas. Es importante subrayar que la mayoría del trabajo sin pago es realizado por mujeres.
Por otra parte, Bolivia ostenta en su Patrimonio Cultural (no suficientemente documentado y sistematizado legal y científicamente), 35.000 sitios arqueológicos registrados de los cuales 7.000 fueron intervenidos por las instancias estatales. 500 sitios arqueológicos son considerados de interés turístico. Asimismo existen 6 Patrimonios Mundiales, 2 Obras Maestras de la Humanidad y 1 Memoria del Mundo. También contamos con 440 bienes declarados patrimonio cultura de Bolivia, mediante ley o Decreto Supremo, desde 1930 a la fecha.
La Institución Pública para la administración de las culturas en el Estado boliviano también es producto de una crisis permanente y sostenida en el tiempo al no haber tenido una posición fija en la estructura, su lugar estuvo determinado por decisiones gubernamentales fluctuantes.
Las culturas y el patrimonio boliviano han sido considerados como poco estratégicos para la gestión pública y en consecuencia los niveles de inversión desde el Estado y la Cooperación Internacional en esta área no son significativos, pero aun peor es constatar que no responden a una propuesta de política pública que fortalezca un proceso de desarrollo cultural.
Propuesta de cambio
En la constatación cualitativa, fáctica y cuantitativa de las relaciones socioculturales y patrimoniales de Bolivia, está implícita la propuesta del sector Culturas del Plan Nacional de Desarrollo que debe constituirse en una auténtica Revolución Cultural para Bolivia.
Este sector debería concebirse como factor estratégico para la gestión política, económica y social del país, en la medida en que su incidencia en el pensamiento, comportamiento y actitud de la sociedad puede transformar la misma en un sentido revolucionario para la sociedad boliviana.
La administración eficiente, eficaz, participativa, democrática y transparente de las culturas en Bolivia, fundamentan el destino de la gestión pública en el sector cultural del Gobierno, que encabeza el Excelentísimo señor Presidente de la República, Juan Evo Morales Ayma.
El resultado revolucionario debe constituirse en una valoración social y económica más equilibrada en relación a la diversidad étnica y cultural del país.
Su participación en la economía, su notoriedad social en sentido interno y su expresión hacía el mundo, además de su legitimación a partir de la institucionalización del proceso participativo de evaluación y planificación deben ser los principales objetivos de la gestión gubernamental.
Ante la hegemonía excluyente de la evaluación y planificación del desarrollo cultural en el país se hace imperioso un permanente diálogo con la sociedad para evaluar y planificar participativa y democráticamente, la agenda estatal de la gestión cultural.
Este proceso tendría que ser complementado con la Institucionalización de la administración cultural del Estado, a partir de la creación del Ministerio y los Consejos Departamentales y Nacional de Desarrollo de Culturas, que expresarían un sentido representativo y democrático consecuente con el carácter progresista del sector.
La participación de la ciudadanía y su institucionalización, tienen sentido en la medida en que administren recursos públicos que constituyan inversión y desarrollo efectivo, para lo cual se propone la creación de un Fondo Concursable de Desarrollo de Culturas que se financiará con recursos provenientes de: empresas públicas, aporte privado y con medidas tributarias.
Bajo esta estructura estatal, el control y planificación ciudadano, además del aporte real de los bolivianos y bolivianas, se encarará con un trabajo de desarrollo en diez áreas temáticas vinculadas a las culturas.
Políticas y estrategias
i) Evaluación y Planificación Democrática y Participativa.
Institucionalizando las Jornadas Culturales departamentales para generar un trabajo de evaluación y planificación con la participación de los actores y gestores culturales de cada Departamento organizados.
ii) Institucionalización de la Gestión Cultural.
Mediante la creación de instancias específicas que propongan el desarrollo institucional de la gestión cultural. Los Consejos Departamentales de Desarrollo de las Culturas y el Consejo Nacional de Culturas serán instrumentos de diálogo y concertación en la formulación de políticas públicas.
iii) Sostenibilidad de la Gestión Cultural.
Mediante la creación de instrumentos que generen fondos para el desarrollo y sostenibilidad de programas de apoyo a la cultura.
Estas políticas se implementarán a través de las siguientes estrategias:
a) Descolonizar la cultura
La gestión cultural de Bolivia se ha caracterizado por una fuerte atención de las instituciones del Estado a las expresiones artísticas y culturales convencionales y casi estrictamente vinculadas a los espacios urbanos del país.
Esto ha promovido dos efectos de la colonización cultural en Bolivia, por un lado una subestimación de las expresiones artísticas y culturales de los pueblos y naciones originarias e indígenas y, por otro, una sobrestimación de las expresiones convencionales urbanas y occidentales sin vínculos de identidad nacional.
Dado que las principales fortalezas de la identidad y culturas en Bolivia corresponden a las expresiones originarias, se propone desarrollar estrategias que apunten a revertir las consecuencias de la colonización cultural en Bolivia.
Para ello es necesario poner en valor las expresiones originarias a la par de las expresiones occidentales y urbanas y proyectar ambas en un sentido pleno de interculturalidad vinculando este proceso al fortalecimiento de una nueva identidad nacional y el mejoramiento de la autoestima social en Bolivia.
Esta estrategia se llevará adelante a través de los programas Fortalecimiento de la interculturalidad y Fomento a las iniciativas Artísticas y Culturales.
b) Construir una Nueva Identidad Nacional
Como un efecto de la Estrategia precedente es necesario construir nuevos paradigmas de Identidad Nacional basados en el respeto del colectivo y la valoración real del Patrimonio Cultural del país.
El proceso de reconocimiento de los nuevos paradigmas de la nacionalidad necesariamente tiene que fundamentarse en la recuperación de los valores tradicionales que ostentan las diversas culturas que habitan el territorio boliviano, pero no basta con la recuperación de los distintos elementos tradicionales, es necesario proyectarlos en el contexto del nuevo siglo y las actuales condiciones de comunicación y mercado global.
Es necesario encontrar en ese contexto elementos de representación de la nacionalidad que vinculen el territorio y la población generando una continuidad efectiva en la identidad nacional respetuosa de la diversidad que le es innata.
A partir de la valoración de la nueva identidad nacional será necesaria una vinculación a las diferentes expresiones populares, para generar a partir de su reconocimiento y valoración, imaginarios sociales más expresivos con lo propio en el sentido cultural de sus imaginarios.
La implementación de esta estrategia se realizará a partir del programa Investigación Cultural
c) Hacer del Estado el principal protagonista del desarrollo cultural
El Estado boliviano debe recuperar su participación en el proceso de planificación y ejecución de programas de gestión cultural en el país. Esta agenda será coordinada con base en el Plan Nacional de Desarrollo con las prefecturas, los Gobiernos municipales y los gestores culturales que operan en el país. Se reglamentará los aportes y se fijarán indicadores claros de impacto económico y social para garantizar la eficiencia y sostenibilidad.
Los concursos nacionales y los principales festivales de carácter nacional e Internacional que se desarrollan en el país deben contener el aporte y participación de las instancias estatales responsables del sector cultural.
Para esta estrategia se formula el programa Desarrollo y sostenibilidad cultural de Bolivia.
d) Transformar el patrimonio cultural en fuente generadora de empleo e ingresos
El inmenso patrimonio cultural de Bolivia debe ser administrado de forma tal que su administración genere fuentes de trabajo y recursos destinados a las comunidades o sectores de la sociedad vinculados a los mismos.
Esta estrategia se llevará adelante con la implementación del programa Gestión Comunitaria del Patrimonio Cultural.
e) Promover la formación artística con identidad nacional
La Formación artística debe ser reglamentada en el proceso mismo de su ejecución y es necesario reglamentar la titulación. Debe ser más amplía y democrática con énfasis en los sectores más vulnerables de la población, la que se llevará adelante a través del programa Formación Artística y Promoción Cultural.
f) Ejecutar una estrategia de comunicación cultural eficiente
Toda acción cultural debe estar acompañada de una política y estrategia de comunicación que amplíe el impacto social de la gestión misma.
La que se llevará adelante a través de los programas: Fomento al Arte audiovisual para el registro y documentación de nuestros bienes y manifestaciones culturales y; Promoción de bibliotecas y fomento de la lectura.
2.6.4 Culturas
La Revolución Democrática y Cultural iniciada en Bolivia, desde enero de 2006, implica también una profunda trasformación de las relaciones sociales y culturales de los ciudadanos y ciudadanas.
Estas relaciones si bien se mantienen en los márgenes del sincretismo con culturas occidentales y coloniales con expresiones respetuosas de la diversidad cultural de Bolivia, es necesario reconocer que también existen sectores de la población que manifiestan su participación en la comunidad a partir de expresiones de división, exclusión, racismo, discriminación e individualismo.
Está claro que este tipo de relaciones sociales y culturales no puede seguir formando parte de una sociedad transformada en sus relaciones políticas, económicas y sociales, como elementos centrales de una revolución democrática y cultural instaurada a partir de una decisión soberana asumida por la mayoría de la población boliviana en las elecciones nacionales de diciembre de 2005.
El principal antecedente de esta definición política se encuentra en el valor cuantitativo de la composición étnica y social del país, en el que 63 por ciento de la población se reclama indígena. A este factor debemos sumar la definición política y ciudadana, suficientemente elocuente como para promover una transformación de las políticas culturales en Bolivia, que tienen que contrastarse con el patrimonio cultural de la nación para constatar la demanda implícita de una propuesta de cambio en las políticas públicas destinadas al sector cultural del país.
El territorio boliviano está habitado según el Censo Nacional de Población y Vivienda de 2001 por 8.274,325 ciudadanos y ciudadanas, de esa población, la indígena está constituida por 4.915.245 habitantes mayores de 15 años (CNPV 2001) lo que da cuenta que el 60 por ciento de la población total de Bolivia está constituido por indígenas y originarios de los cuales los pueblos más numerosos son el Quechua con 1.510.560 (18,25 por ciento), el Aymara 1.243.728 (15,03 por ciento), el Chiquitano 108.206 (1,30 por ciento), el Guaraní 77.121 (0,93 por ciento) y el Moxeño 44.247 (0,53 por ciento).
Aun a pesar de su peso específico el 86 por ciento de la población indígena es pobre, el 10 por ciento más rico de los bolivianos consume 22 veces más que el 10 por ciento más pobre y cerca de dos tercios de la población indígena se encuentra entre el 50 por ciento más pobre de la población.
Paradójicamente estos datos contradicen el aporte de los indígenas a la actividad productiva del país. La tasa de participación laboral esta compuesta por 81 por ciento de población indígena y 64 por ciento de población no indígena. Los indígenas son 3 por ciento menos propensos a estar desempleados (4 por ciento comparado con 7 por ciento) que los no indígenas pero un tercio de los indígenas empleados no reciben remuneración por su trabajo, comparado con un 13 por ciento de los no indígenas. Es importante subrayar que la mayoría del trabajo sin pago es realizado por mujeres.
Por otra parte, Bolivia ostenta en su Patrimonio Cultural (no suficientemente documentado y sistematizado legal y científicamente), 35.000 sitios arqueológicos registrados de los cuales 7.000 fueron intervenidos por las instancias estatales. 500 sitios arqueológicos son considerados de interés turístico. Asimismo existen 6 Patrimonios Mundiales, 2 Obras Maestras de la Humanidad y 1 Memoria del Mundo. También contamos con 440 bienes declarados patrimonio cultura de Bolivia, mediante ley o Decreto Supremo, desde 1930 a la fecha.
La Institución Pública para la administración de las culturas en el Estado boliviano también es producto de una crisis permanente y sostenida en el tiempo al no haber tenido una posición fija en la estructura, su lugar estuvo determinado por decisiones gubernamentales fluctuantes.
Las culturas y el patrimonio boliviano han sido considerados como poco estratégicos para la gestión pública y en consecuencia los niveles de inversión desde el Estado y la Cooperación Internacional en esta área no son significativos, pero aun peor es constatar que no responden a una propuesta de política pública que fortalezca un proceso de desarrollo cultural.
Propuesta de cambio
En la constatación cualitativa, fáctica y cuantitativa de las relaciones socioculturales y patrimoniales de Bolivia, está implícita la propuesta del sector Culturas del Plan Nacional de Desarrollo que debe constituirse en una auténtica Revolución Cultural para Bolivia.
Este sector debería concebirse como factor estratégico para la gestión política, económica y social del país, en la medida en que su incidencia en el pensamiento, comportamiento y actitud de la sociedad puede transformar la misma en un sentido revolucionario para la sociedad boliviana.
La administración eficiente, eficaz, participativa, democrática y transparente de las culturas en Bolivia, fundamentan el destino de la gestión pública en el sector cultural del Gobierno, que encabeza el Excelentísimo señor Presidente de la República, Juan Evo Morales Ayma.
El resultado revolucionario debe constituirse en una valoración social y económica más equilibrada en relación a la diversidad étnica y cultural del país.
Su participación en la economía, su notoriedad social en sentido interno y su expresión hacía el mundo, además de su legitimación a partir de la institucionalización del proceso participativo de evaluación y planificación deben ser los principales objetivos de la gestión gubernamental.
Ante la hegemonía excluyente de la evaluación y planificación del desarrollo cultural en el país se hace imperioso un permanente diálogo con la sociedad para evaluar y planificar participativa y democráticamente, la agenda estatal de la gestión cultural.
Este proceso tendría que ser complementado con la Institucionalización de la administración cultural del Estado, a partir de la creación del Ministerio y los Consejos Departamentales y Nacional de Desarrollo de Culturas, que expresarían un sentido representativo y democrático consecuente con el carácter progresista del sector.
La participación de la ciudadanía y su institucionalización, tienen sentido en la medida en que administren recursos públicos que constituyan inversión y desarrollo efectivo, para lo cual se propone la creación de un Fondo Concursable de Desarrollo de Culturas que se financiará con recursos provenientes de: empresas públicas, aporte privado y con medidas tributarias.
Bajo esta estructura estatal, el control y planificación ciudadano, además del aporte real de los bolivianos y bolivianas, se encarará con un trabajo de desarrollo en diez áreas temáticas vinculadas a las culturas.
Políticas y estrategias
i) Evaluación y Planificación Democrática y Participativa.
Institucionalizando las Jornadas Culturales departamentales para generar un trabajo de evaluación y planificación con la participación de los actores y gestores culturales de cada Departamento organizados.
ii) Institucionalización de la Gestión Cultural.
Mediante la creación de instancias específicas que propongan el desarrollo institucional de la gestión cultural. Los Consejos Departamentales de Desarrollo de las Culturas y el Consejo Nacional de Culturas serán instrumentos de diálogo y concertación en la formulación de políticas públicas.
iii) Sostenibilidad de la Gestión Cultural.
Mediante la creación de instrumentos que generen fondos para el desarrollo y sostenibilidad de programas de apoyo a la cultura.
Estas políticas se implementarán a través de las siguientes estrategias:
a) Descolonizar la cultura
La gestión cultural de Bolivia se ha caracterizado por una fuerte atención de las instituciones del Estado a las expresiones artísticas y culturales convencionales y casi estrictamente vinculadas a los espacios urbanos del país.
Esto ha promovido dos efectos de la colonización cultural en Bolivia, por un lado una subestimación de las expresiones artísticas y culturales de los pueblos y naciones originarias e indígenas y, por otro, una sobrestimación de las expresiones convencionales urbanas y occidentales sin vínculos de identidad nacional.
Dado que las principales fortalezas de la identidad y culturas en Bolivia corresponden a las expresiones originarias, se propone desarrollar estrategias que apunten a revertir las consecuencias de la colonización cultural en Bolivia.
Para ello es necesario poner en valor las expresiones originarias a la par de las expresiones occidentales y urbanas y proyectar ambas en un sentido pleno de interculturalidad vinculando este proceso al fortalecimiento de una nueva identidad nacional y el mejoramiento de la autoestima social en Bolivia.
Esta estrategia se llevará adelante a través de los programas Fortalecimiento de la interculturalidad y Fomento a las iniciativas Artísticas y Culturales.
b) Construir una Nueva Identidad Nacional
Como un efecto de la Estrategia precedente es necesario construir nuevos paradigmas de Identidad Nacional basados en el respeto del colectivo y la valoración real del Patrimonio Cultural del país.
El proceso de reconocimiento de los nuevos paradigmas de la nacionalidad necesariamente tiene que fundamentarse en la recuperación de los valores tradicionales que ostentan las diversas culturas que habitan el territorio boliviano, pero no basta con la recuperación de los distintos elementos tradicionales, es necesario proyectarlos en el contexto del nuevo siglo y las actuales condiciones de comunicación y mercado global.
Es necesario encontrar en ese contexto elementos de representación de la nacionalidad que vinculen el territorio y la población generando una continuidad efectiva en la identidad nacional respetuosa de la diversidad que le es innata.
A partir de la valoración de la nueva identidad nacional será necesaria una vinculación a las diferentes expresiones populares, para generar a partir de su reconocimiento y valoración, imaginarios sociales más expresivos con lo propio en el sentido cultural de sus imaginarios.
La implementación de esta estrategia se realizará a partir del programa Investigación Cultural
c) Hacer del Estado el principal protagonista del desarrollo cultural
El Estado boliviano debe recuperar su participación en el proceso de planificación y ejecución de programas de gestión cultural en el país. Esta agenda será coordinada con base en el Plan Nacional de Desarrollo con las prefecturas, los Gobiernos municipales y los gestores culturales que operan en el país. Se reglamentará los aportes y se fijarán indicadores claros de impacto económico y social para garantizar la eficiencia y sostenibilidad.
Los concursos nacionales y los principales festivales de carácter nacional e Internacional que se desarrollan en el país deben contener el aporte y participación de las instancias estatales responsables del sector cultural.
Para esta estrategia se formula el programa Desarrollo y sostenibilidad cultural de Bolivia.
d) Transformar el patrimonio cultural en fuente generadora de empleo e ingresos
El inmenso patrimonio cultural de Bolivia debe ser administrado de forma tal que su administración genere fuentes de trabajo y recursos destinados a las comunidades o sectores de la sociedad vinculados a los mismos.
Esta estrategia se llevará adelante con la implementación del programa Gestión Comunitaria del Patrimonio Cultural.
e) Promover la formación artística con identidad nacional
La Formación artística debe ser reglamentada en el proceso mismo de su ejecución y es necesario reglamentar la titulación. Debe ser más amplía y democrática con énfasis en los sectores más vulnerables de la población, la que se llevará adelante a través del programa Formación Artística y Promoción Cultural.
f) Ejecutar una estrategia de comunicación cultural eficiente
Toda acción cultural debe estar acompañada de una política y estrategia de comunicación que amplíe el impacto social de la gestión misma.
La que se llevará adelante a través de los programas: Fomento al Arte audiovisual para el registro y documentación de nuestros bienes y manifestaciones culturales y; Promoción de bibliotecas y fomento de la lectura.
2 Comentarios:
me gustaria saber donde estan registrados los "35.000 sitios arqueológicos registrados de los cuales 7.000 fueron intervenidos por las instancias estatales"
Creo que se esta mintiendo deliberadamente y tendriamos que hacer algo
tambien me gustaria saber con quienes se ha generado un "proceso amplio de análisis, consultas y búsqueda de consenso entre los diferentes actores sectoriales".
me late que la salp, la carrera de arqueologia, la siarb, etc. ni siquiera han sido consultados, lo que se constituye en otra mentira.
Sobre los Consejos Departamentales de Desarrollo de las Culturas y el Consejo Nacional de Culturas, me gustaria saber como se pretende seleccionar a sus representantes.
Evidentemente, concuerdo con Jose Luis en que las cifras presentadas en el documento que se nos muestra son de dudosa certitud; de la misma manera, sabemos bien que instituciones que aglutinan a gran parte de los arqueólogos del medio no han sido parte de ningún tipo de consenso respecto a este documento.
Sin embargo, más allá de las dudas que este escrito siembra en todos nosotros, es importante notar que el documento reconoce el tema arqueológico como importante, y que elementos tales como la revalorización de las culturas ancestrales, la participación estatal en este proceso de desarrollo y la utilización del patrimonio cultural como fuente generadora de ingresos nos muestran una coyuntura ante todo favorable para la investigación arqueológica.
Toca ahora encontrar la manera de asegurarnos, como arqueólogos bolivianos, que las características de los mecanismos por los cuales se ejecuten estos lineamientos generales (por ejemplo, el nombramiento de representantes que indicaba Jose Luis, o el rol específico de las entidades estatales en el proceso arqueológico, entre muchos otros temas a a ser abordados) respondan a las necesidades e inquietudes de la comunidad arqueológica en pleno.
Saludos.
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