22 de julio de 2011

PROYECTADA AMPLIACIÓN DE LA REPRESA DE HAMPATURI PODRIA PONER EN RIESGO IMPORTANTE PATRIMONIO NATURAL Y ARQUEOLÓGICO DEL MUNICIPIO DE LA PAZ

Antecedentes
Las poblaciones de La Paz y El Alto cuentan con agua potable merced a un sistema que capta y procesa agua de un conjunto de ríos que drenan los principales nevados de la cordillera oriental ubicados al norte y este de ambas ciudades. Cinco represas almacenan 46.427.000 m3 de agua y 32 pozos de agua subterránea (con capacidad de 262 millones de m3/año), los que sirven para abastecer la demanda de sus casi dos millones de habitantes (Figura 1).
Figura 1: Esquema de captación y distribución de agua potable en la ciudad de La Paz
Actualmente las zonas de Caiconi, Villa Fatima, Miraflores Alto, Mirafliores Bajo y la Zona Sur de la ciudad de La Paz reciben agua gracias al servicio de las represas de Incachaca, Ajuan Khota y Hampaturi, que tienen una capacidad total de almacenaje de 10.853.483 m3 de agua, que es el 23% del total de la capacidad de almacenaje del sistema, el cual se usa para abastecer la demanda de poco más de 300.000 habitantes (algo más del 30 % de la población de la Ciudad de La Paz).
En enero del 2008, un año después de que el sistema de agua potable de las ciudades de La Paz y El Alto pasara nuevamente a administración del Estado, la represa de Hampaturi sufrió un accidente ocasionado por las fuertes lluvias, la fragilidad de los taludes de la cuenca y el negligente manejo del sistema de aguas y seguridad de Hampaturi, que determinaron el rebalse de la presa, la destrucción de un tramo del nuevo acueducto que permitía mover el flujo de agua desde la represa de Hampaturi Bajo hasta la planta de tratamiento de Pampahasi, y el anegamiento de importantes áreas de cultivo de las comunidades ubicadas aguas abajo del Río Hampaturi (también llamado Río Kallapa e Irpavi, según los tramos), motivo por el cual la población paceña estuvo sometida a 19 días de racionamiento de agua potable.
Recientemente, en febrero pasado la represa Hampaturi se volvió a llenar y sorprender a la negligente y poco previsora administración de EPSAS, quien carente de mecanismos de respuesta ràpida a éste tipo de contingencias, sólo atinó a evacuar el volumen sobrante y permitir (como el año 2007) que el agua se desbordara y afecte taludes, destruya muros de contención y ponga en riesgo a toda la población que habita en la cuenca del Río Irpavi. Consecuente a esta acción y la recurrencia de fuertes lluvias, el mes de marzo se vinieron abajo 223 hectáreas que albergaban a poco más 6.000 personas, las cuales perdieron casas, muebles y enseres.
El problema acontecido en Hampaturi no es ninguna novedad para las entidades estatales responsables del manejo de cuencas y aguas, como tampoco lo és para EPSAS, pues ya el año 1997 se definió como prioridad del municipio implementar mejoras en el sistema de captación y distribución de agua potable, motivo por el cual el Plan Maestro de Agua Potable y el diseño del Sistema de Agua Potable de la ciudad de La Paz elaborado por un consorcio internacional recomendó la implementación del sistema Chuquiaguillo en base a la represa de Incachaca y la ampliación del sistema de Hampaturi con la construcción de una quinta represa en la zona de Hampaturi Alto, ubicada entre las represas de Ajuan Khota y Hampaturi Bajo (ver figura 2)
Figura 2: Ubicación donde se emplazará la represa de Hampaturi Alto
La represa Hampaturi Bajo data de 1945(55) y la Ajuan Khota de 1993, ambas suman una capacidad de almacenamiento de 6.634.000 m3, una cifra deficitaria para poder cubrir la demanda que genera la zona sur de La Paz, cuya población ha crecido notablemente en los últimos 10 años. En éste sentido el Plan Nacional de Cuencas(PNC) y el Programa de Inversión en Agua Potable y Alcantarillado en Áreas Periurbanas de Bolivia han colocado a la Represa de Alto Hampaturi como prioritaria dentro de sus programas de inversión, para ello el año 2009. El Ministerio de Aguas, a través del FPS La Paz, ha contratado la consultoría de diseño del proyecto, cuyo informe final fue entregado a mediados del año 2010 en la perspectiva de lograr el financiamiento de la cooperación internacional y contratar inmediatamente a la empresa constructora.
A finales del año 2010 el Ministerio de medio Ambiente y el Gobierno Autónomo Municipal de la Paz encontraron algunas falencias en la otorgación de la Licencia Ambiental al proyecto, pues la prefectura le otorgó la categoría 3, que indica que no requiere un EEIA analítico específico, sino solamente el planteo de Medidas de Mitigación y un Plan de Aplicación y seguimiento Ambiental, no obstante existir ordenanzas que declaran la zona de intervención como Áreas Protegidas Municipales, además de  estudios, informes y publicaciones que indican que la zona alberga un rico inventario arqueológico además de ser un área ambientalmente sensible por el inventario de biodiversidad de fauna y flora que alberga. Frente a este hecho el FPS buscó el asesoramiento de la Sociedad de Arqueología de La Paz, para que de manera conjunta con el Ministerio de Medio Ambiente y el GAMLP se pueda efectuar un estudio que subsane las deficiencias del trabajo efectuado por la consultora para la otorgación de la categoría, responsabilidad que también comparte con los técnicos de la prefectura, cuyas deficiencias técnicas permitieron pasar por alto tan importante detalle.
Figura 3: Area que será afectada por la construcción de la represa de Hampaturi Alto
Tras una visita de campo en la que participaron técnicos y ejecutivos de las organizaciones e instituciones involucradas, la recomendación de la SALP fue que el Ministerio de medio Ambiente solicite la anulación de la licencia ambiental otorgada por el Gobierno Departamental de La Paz debido a la insuficiencia de información que tuvo para emitir la categorización de la obra, y que dado que el proyecto se halla en un área declarada protegida por la Ordenanza 147/2000 del GMLP y contener evidencias documentadas de patrimonio cultural arqueológico, corresponde asignarle una categoría 1 o 2 donde se establezca la necesidad de efectuar un Estudio de Evaluación de Impacto Ambiental Analítico Específico, principalmente fijado en aspectos de patrimonio arqueológico-cultural y biodiversidad local.
La recomendación dada fue entendida como la opción más apropiada para cumplir con los reglamentos y la Ley 1333, principalmente debido a que falencias en este tema podrían ser a futuro muy problemáticas en la perspectiva de conseguir financiamiento de entidades de cooperación internacional como el BID, el Banco Mundial o la CAF, cuyos requisitos de “salvaguardia cultural y ambiental” son exigentes e ineludibles. Sin embargo, semanas mas tarde, el mismo Ministerio de Medio Ambiente, el FPS y otros involucrados decidieron seguir por la vía más corta a pesar de sus ostensibles deficiencias e irregularidades.

Condiciones socioeconómicas de la población de Hampaturi
El Macrodistrito rural de Hampaturi/Zongo cubre una superficie de 1.832 Km2 (Hampaturi tiene una extensión de 445 Km2 y Zongo 1387 Km2), en el que residen 3.707 habitantes a razón de 2.02 hab/Km2. Se halla dividido administrativamente en dos distritos: Hampaturi y Zongo, cada una con una administración municipal independiente.

Figura 4: Mapa de Areas Protegidas pertenecientes al macrodistrito de Hampaturi

El distrito de Hampaturi contiene 10 de las 27 áreas protegidas (Figura 4) declaradas por el Municipio de La Paz. Contrariamente a lo que acontece en el medio urbano, la población de estos distritos se despliegan de manera dispersa por todo el territorio, existiendo pequeños pueblos claramente definidos con una relativa mayor concentración poblacional, que para el efecto de su influencia residencial sobre las áreas protegidas se puede considerar despreciable.
No obstante es importante describir, a partir de datos e indicadores estadísticos el nivel de calidad de vida que tienen.
Sobre la base de la definición de pobreza que maneja el municipio de La Paz (Necesidades Básicas Insatisfechas), la proporción de habitantes en condición de pobreza alcanza al 93.56%, quienes en un 69.98% se asumen como aymaras, aunque sólo el 28.34% tiene al aymara como lengua materna.
El 49.22% de la población tiene acceso a las líneas de energía eléctrica, 18.53% tienen conexión de agua por cañería, 15.86% se proveen mediante pileta pública, 16.98% de pozo y el 47.93% de río, vertiente o laguna.
Con respecto al alcantarillado, sólo el 12.59% de la población en condición de pobreza cuentan con alcantarillado, 20.74% evacúa sus excretas a cámara séptica, 48.15% a pozo ciego y 18.52% a superficie.
En los distritos 22 y 23 el 66.51% de la población en condición de pobreza emplea como principal energético para la cocción de alimentos a la leña, el 11.91% usa bosta, el 17.45% gas licuado y sólo el 2.16% energía eléctrica.
El 86.84% de las viviendas son casas campesinas o chalets muy sencillos, el 9.67% son cuartos o habitaciones sueltas y apenas el 2.72% son departamentos. El 55.96% de las viviendas son propias, el 30.19% son alquiladas y/o en anticrético y el 13.86% ocupa viviendas cedidas por servicios, prestada por terceros u otras causas diversas.
La situación de analfabetismo alcanza al 33.53% entre las mujeres y el 10.17% entre los hombres del macrodistrito, lo cual completa el cuadro acerca del nivel de educación al que tienen acceso los campesinos y pobladores del distrito.
Las condiciones de salud sólo satisfacen al 5.88% de la población, pues apenas se cuenta con un establecimiento de salud de primer nivel en cada distrito, lo cual es totalmente insuficiente para los requerimientos locales.
La población de Hampaturi esta principalmente compuesta de agricultores y en menor medida de mineros. La información del Censo del 2001 indica que la población ocupada en tareas agrícolas alcanza al 56.08%, mientras que la que trabaja en el sector extractivo es el 19.96%.
Hampaturi, estadística y socioeconómicamente hablando es un distrito pobre, lo cual no resulta tan cierto si analizamos la estrategia de vida que llevan sus pobladores, quienes en su mayoría mantienen una doble o triple ocupación, estando la actividad del transporte presente en la mayoría de las familias, las cuales llevan una actividad agrícola y pecuaria como alternativa a otras más cercanas al sector de comercio, transporte o servicios. No obstante, es importante reconocer que la región no cuenta con agua potable para sus principales poblados y caserios, pese a ser los proveedores de agua de al menos el 30% de la población paceña.
La ampliación de la capacidad de almacenaje de la cuenca podría ser una nueva oportunidad para que las comunidades y poblaciones locales consigan mejores condiciones de acceso a agua potable, alcantarillado, riego y se implementen programas para ampliar las oportunidades económicas de la población residente.

Ingeniería de la represa
El Proyecto de construcción de la represa Hampaturi Alto, se emplazará sobre una zona intermedia entre las presas Hampaturi Bajo y Ajuan Khota (ver Figuras 2 y 3), proyectándose una capacidad de almacenaje de cerca a 6 millones de m3 de agua. La infraestructura de contención se extiende sobre una sección de 217 metros, de manera transversal a la corriente del Río Mikaya (parte alta del Río Hampaturi), que en su parte más elevada tendrá una altura de 37 metros sobre la superficie del lecho del río y en sus extremos de entre 8 y 10 metros. La zona de inundación tendrá una longitud de 1.9 km de largo y un ancho promedio de 200 metros.
Figura 5: Represa de Hampaturi Bajo
La construcción de la presa involucra también la construcción de caminos, zonas para la instalación de faenas, excavación y nivelación del lecho , la zona de construcción del muro de contención, el traslado de escombros y material extraído de la presa a zonas de depósito en dentro la misma cuenca, etc.
Aunque el proyecto en sí es la construcción de una presa para ampliar la capacidad de almacenamiento de agua, los proyectistas han inventado la figura de un proyecto de manejo integral de la cuenca del Río Hampaturi, a fin de mitigar el rechazo de esta construcción por parte de las comunidades vecinas, evitar que el proyecto sea categorizado como 1 o 2 por la autoridad ambiental y crear de manera ficticia impactos locales positivos que atenúen los posibles impactos negativos sobre la biodiversidad y el patrimonio local.
De ésta manera el proyecto indica que el “Manejo integral del Rìo Hampaturi” tendrá los siguientes componentes:
  • Implementación de un diagnóstico socioeconómico y de las características biofísicas de la cuenca.
  • Ejecución del diseño final de la represa de gravedad en Hampaturi Alto de aproximadamente 5 a 6 millones de metros cúbicos de capacidad.
  • Implementación de medidas para reducir los procesos erosivos por la actividad antrópica a
  • través de la sensibilización, capacitación e implementación del manejo y conservación de suelos.
  • Establecimiento de lineamientos para prácticas de manejo de los recursos naturales que sean replicables hacia otras comunidades o sub cuencas.
  • Identificación de zonas para la fomentación de la forestación en la cuenca para el aprovechamiento sostenible a mediano y largo plazo.
  • Realización de un análisis de la Gestión y uso adecuado de los recursos hídricos en toda la zona de drenaje de la cuenca alta.
  • Establecimiento de capacidades locales para la continuidad de los procesos iniciados en la
  • implementación de los diferentes componentes para el manejo de cuencas hidrográficas
Algunas de las obras propuestas para mejorar las condiciones de acceso a agua y desarrollo local en la región implican también efectos negativos sobre la biodiversidad de las áreas protegidas municipales y el patrimonio arqueológico del municipio, en particular porque podrían deteriorar las terrazas, canales, Qolqas, paneles de arte rupestre, bofedales, trazos de antiguos caminos y senderos prehispánicos, etc.

Estudios ambientales y culturales
Hasta la fecha, los auspiciadores del Proyecto que contrataron los servicios de una consultora para que efectúe el diseño final del proyecto incluyendo la licencia ambiental, han conseguido los productos que esperaban pero la licencia con categoría 3 conseguida de la Gobernación de La Paz, se obtuvo en base a información incompleta respecto del patrimonio arqueológico y natural, sobre el cual existe una gran cantidad de información documental y normativa elaborada por el Gobierno Municipal de La Paz.
En la perspectiva que el Proyecto vaya a recibir el financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), éste establece criterios muy claros en relación a las salvaguardas ambientales, culturales y sociales que el Gobierno Boliviano debe cumplir con cada uno de sus proyectos, en ese sentido, la evaluación ambiental elaborada para el Programa de Inversiones Agua Potable y Alcantarillado en Áreas Periurbanas de Bolivia (BO-T1085), establece que:
  • El Reglamento Operativo del Programa contendrá cláusulas que obliguen al Ejecutor, a las demás instituciones involucradas, a los operadores de agua y saneamiento y a los contratistas de obras al cumplimiento estricto de la normativa ambiental vigente en el país, en todas las etapas de ejecución del Programa, incluyendo los procesos de diseño, ejecución y operación de proyectos.
  • El Programa exigirá el cumplimiento del Reglamento de Prevención y Control de Calidad de la Ley Nº 1333, que otorga un tratamiento diferenciado a proyectos que estén ubicados en las proximidades de áreas protegidas y sitios de patrimonio ambiental, así como de las Políticas del Banco al respecto.
  • El Reglamento Operativo del Programa contendrá exigencias en el sentido que los proyectos ubicados en las cercanías de sitios de importancia cultural, tanto crítica como no crítica, identifiquen y evalúen los impactos sobre los mismos y propongan medidas de prevención, control y mitigación.
  • A los contratistas de obras se exigirá que, en el caso de hallazgos de sitios arqueológicos durante la ejecución de obras, las mismas sean inmediatamente suspendidas y se de intervención a la autoridad competente. Las obras sólo podrán ser reiniciadas con la autorización de dicha autoridad.
El estudio prevé el financiamiento de la represa de Hampaturi Alto cuya inversión podría alcanzar los US$ 8 millones de dólares. Y que en caso de que el emprendimiento fuera financiado por el BID, éste debería observar estrictamente las normas ambientales contenidas en la Ley Nº 1333 (De Medio ambiente) y sus reglamentos, particularmente en lo que respecta a la Evaluación de Impacto Ambiental en el marco del reglamente de Control y Prevención Ambiental.
En el caso que el financiero fuera la Corporación Andina de Fomento, ésta entidad obliga a que el país solicitante cumpla los siguientes puntos como salvaguarda ambiental y social:
  • Legislación nacional. Todos los proyectos financiados por la CAF se ajustan a la legislación ambiental del país donde se ejecuta el proyecto, así como a los acuerdos y compromisos internacionales suscritos por los países accionistas.
  • No obstante, la CAF solicita la aplicación de precauciones adicionales o selecciona referentes técnicos aceptados internacionalmente, en los casos en que lo considere necesario.
  • Evaluación de impactos, riesgos y oportunidades ambientales y sociales. La CAF realiza, desde el inicio del ciclo de sus operaciones, un proceso de revisión y complementación de la evaluación ambiental y social y vela porque se diseñen, identifiquen y concreten las medidas de manejo y las oportunidades para el desarrollo ambiental y social, asociados a la operación. Cuando en una operación se presentan impactos ambientales y sociales considerables no previstos en el proceso de evaluación, la CAF, haciendo uso del principio de precaución, propende hacia la incorporación de las medidas de manejo que se requieren para la adecuada gestión de dichos impactos. Asimismo, cuando lo considera necesario, solicita la presentación de evaluaciones, estudios y análisis ambientales complementarios, tales como las Evaluaciones Ambientales Estratégicas, Planes de Manejo de Cuencas, Planes de Ordenamiento Territorial, entre otros.
  • Parques naturales y áreas naturales protegidas. Es política de la CAF propiciar, a través de las operaciones que financia, la preservación de los parques nacionales y las demás áreas naturales protegidas como bienes públicos. Por lo tanto, ajustándose a la legislación pertinente del país en que se realice dicha operación, financia proyectos en áreas protegidas en la medida en que la operación contribuya al cumplimiento de los objetivos para los cuales el área protegida en cuestión haya sido creada.
  • Patrimonio cultural de la región. La CAF supedita la aprobación de proyectos en áreas donde existan riquezas arqueológicas, históricas o sitios sagrados de pueblos indígenas, a la aprobación de las instituciones científicas y/o culturales competentes y a la legislación pertinente del país respectivo.
Obviamente, tanto la CAF como el BID tienen intereses muy particulares relacionados con el flujo de recursos, lo cual no ofrece garantías suficientes para pensar que las salvaguardas ambientales y de patrimonio cultural sean estrictamente requeridas como condición al financiamiento, sin embargo, en los papeles esto debería darse.

Las evidencias arqueológicas y naturales
La cuenca de Hampaturi-Irpavi, forma parte de un antiguo territorio cultural prehispánico que guarda un pasado común con la región del altiplano, valles mesotermicos y yungas, habiéndose asentado en sus suelos grupos culturales desde fases tan tempranas como el 1000 a.C., los cuales establecieron sus asentamientos en las terrazas bajas de las laderas de montaña (Pampahasi, Chijipata) asociados a los principales ríos del lugar lo que les facilitó el desarrollo de las labores agrícolas.

Figura 6: Complejo de terrazas Tiwanaku en la comunidad de Loroqota
Mas tarde, con la presencia Tiwanaku en la región, como hacia el 400 d.C. el paisaje cultural y productivo se transformó significativamente, dando lugar a la construcción de enormas y masivas terrazas agrícolas (Figura 6), canales de riego y drenaje, asentamientos ubicados de manera estratégica en rigor a la política y la capacidad productiva local, teniendo como evidencias las ocupaciones de Pampahasi, Chicani, Callapa, Chijipata.

Figura 7: Camino prehispánico ubicado en la zona de Hampaturi
Posteriormente los señoríos aymaras ocuparían la región, dando paso al asentamiento de grupos multiétnicos pertenecientes a diferentes grupos altiplánicos, los mismos que ampliarían la frontera agrícola hacia las cuencas adyacentes, en función a la necesidad de abastecer los requerimientos alimenticios del área yungueña, la cual para esa época ya constituía el eje neurálgico de la producción y distribución de coca.
El resistido contingente incaico que se instaló en el valle de La Paz por el 1500 d.C. (Crespo 1904), sistematizó la producción agrícola de la región ampliando el tendido de terrazas agrícolas hasta llegar a obtener un impresionante complejo cuyos vestigios se pueden apreciar hasta la actualidad.
Ya para 1573, luego de la colonización española, todas las comunidades que compartían un territorio estaban organizadas en dos parcialidades, y el ayllu de Callapa se encontraba en la parcialidad superior o Hanansaya, llamada San Pedro. De entre todos los ayllus que conformaban esta parcialidad el nombre de Callapa era el único que rememoraba a alguna etnia, ya que Callapa recuerda al pueblo de Pacajes, el cual según fuentes etnohistóricas habita el valle de La paz antes de la llegada de los Incas.
Hacia 1578, cinco años después de haberse establecido el pueblo indígena (San Pedro y Santiago), Chuquiabo tenía un total de 2.310 personas y su jurisdicción iba “desde entrada de esta ciudad y Río Abajo, hasta Lipari y Ampaturi” (Saignes 1985:304, citado en Barragán op.cit).
En el siglo XVIII sus pobladores pertenecían a ayllus agrupados en torno al Curato de la parroquia de San Pedro, a la cual también pertenecían los ayllus de Alpacoma, Alto y Bajo San Pedro, Tembladerani, Sopocachi, San Jorge, Irpavi, Achumani, Callapa, Cupini, Chicani, el noroeste de Chuquiaguillo y Ampaturi.
Datos de la Parroquia de San Pedro indican que poblaciones Checa Lupaca habitaron al sur de la quebrada de Hampaturi, junto con pobladores mitimaes Canchas que ocupaban la parte baja de la meseta de Chicani. Los ayllus de Chicani, pertenecían a la parcialidad Hanansaya, que en 1770 estuvo conformada principalmente por agregados, forasteros y yanaconas.
Estos ayllus parecen haber tenido continuidad a pesar de su pérdida de tierras ante el avance de la población española, que incorporaba nuevas tierras a sus haciendas. Los ayllus Chinchasuyu y Cana de 1770 se unieron en uno solo en 1792, al cual denominaron Chicani, siendo convertido en hacienda poco más tarde, y cuyo nombre se mantiene hasta la actualidad.
En la actualidad gran parte del área protegida de Hampaturi es empleada para el pastoreo esporádico de camélidos y ovinos, pudiéndose observar a lo largo de toda el área senderos troperos empleados para llegar a áreas de bofedales y de pastoreo desde los valles adyacentes.
El área de Chicani alberga un complejo extenso de terrazas y canales agrícolas muy bien conservados, restos de actividad funeraria (torres funerarias) en toda la ladera oeste, entre el Río Aruntaya y la Quebrada Jurnu, además de complejos de canales y asentamientos de tipo productivo (Qolqas, poblados, caserios, etc).
Las evidencias de terrazas agrícolas prehispánicas se extienden aguas debajo de la represa de Hampaturi Bajo hasta Chicani y Callapa donde se observa un extenso complejo de andenería agrícola prehispánica bien conservada. De igual manera se observan similares rasgos hacia el este y oeste del río Anta, en la confluencia del río Palcoma.
Trabajos arqueológicos recientes (Aranda y Mencias 2008) han identificado numerosos paneles de arte rupestre prehispánico, colonial, republicano y contemporáneo ligado a la actividad de pastoreo de camélidos.

Figura 8: Entorno natural del área de afectación del la Represa de Hampaturi Alto
Con respecto a su valor natural, el conjunto de áreas protegidas del distrito de Hampaturi (Cuenca de Hampaturi, Quebrada del Río Callapa y serranías de Chicani) muestra un territorio geológicamente y vegetacionalmente similares a las del valle de Incachaca (López 2007; Quiroga 2007). Por debajo de los 4.900 m.s.n.m la vegetación resulta ser más xerofítica (seca). En torno a los 3900-4000 m se encuentran, además de la domiante Festuca dolichophylla, Stipa ichu y los arbustos Baccharis tola, la B. obtusifolia, Solanum nitidum, Clinopodium spp. y Bartsia sp (Figura 7). El caso de Clinopodium es interesante, porque ocasionalmente forma parches de vegetación arbustiva en los que es dominante. En las laderas del norte domina la Adesmia spinosa. También a estas altitudes son frecuentes la Plazia daphnoides y Mutisia orbignyana, que son poco comunes en otros lugares del valle de La Paz. En niveles más bajos (en torno a Palcoco) los arbustos se hacen cada vez más importantes en la vegetación, y aparecen otras especies como Baccharis latifolia, B. aff. pentlandii, Mutisia acuminata, Dunalia brachyacantha, Senna aymara y Achyrocline sp. (una hierba alta). En cuanto a la fauna, se ha identificado aves Metriopelia megaloptera, M. aymara y Carduelis atrata; lagartijas Liolaemus alticolor, L. signifer , que están presentes en varios lugares altitudinales, sumándose a zorros y vizcachas que se hallan en las partes rocosas de Palcoco y Hampaturi.

Situación legal
El año 2000, mediante Ordenanza Municipal N° 147/2000 HAM – HCM 117/2000 de 26 de septiembre se declara como “Patrimonio Natural Paisajístico del Municipio de La Paz”, para su conservación y protección 14 áreas, 8 sitios y 5 monumentos (en total 27). Establece que las áreas, sitios y monumentos declarados como patrimonio natural paisajístico que NO son de propiedad municipal, quedan congelados para cualquier acción, uso y disfrute, de conformidad a los artículos 119 y 120 de la Ley N° 2028.(Art. 1).
En el artículo segundo, dispone que para realizar cualquier acción en las áreas, sitios y monumentos definidos, el Ejecutivo Municipal debe previamente establecer los planes y proyectos para la preservación, conservación y mantenimiento de las mismas y contar con la aprobación del H. Concejo Municipal.

Situación actual
Han pasado 7 meses de la emisión de las recomendaciones efectuadas por la Sociedad de Arqueología de La Paz, en consenso con técnicos del patrimonio del GMLP, para que se solicite la anulación de la Licencia Ambiental dada al proyecto y se inicie un nuevo proceso, pero este curso de acción no parece convenir ni al FPS ni al propio Ministerio de Medio Ambiente y Agua (MMAyA), quienes vulnerando sus propias normas ambientales han optado por un camino plagado de anormalidades.
A la fecha, el FPS indica estar avanzando en la obtención de un presupuesto que le permitirá solicitar – mediante un adendum al contrato con la empresa consultora que diseñó el proyecto – la complementación de los estudios sobre patrimonio arqueológico y cultural, sin afectar o anular la Licencia Ambiental que le fue otorgada por la Gobernación Departamental de La Paz.

3 Comentarios:

No se puede comentar sin insultar el entrometimiento de estos pseudoprotectores de "posibles tesoros arqueologicos" . Estos ilustres deben estar en las planillas del gobierno del mas y capaces de beber y bañarse en etiqueta azul. La poblacio deberia expulsar a estos bandidos a que vayan a cuidar los artefactos arqueologicos de Orinoca. La construccion de la represa debe declarse como prioridad nacional para em antenimiento de la vida de los habitantes de La Paz de modo que imponga lops derechos de dominio eminente yseproceda inmediatamente sin mas demoras con el proyecto.

PIenso que fue un error al decir "Cinco represas almacenan 46.427.000 m3 de agua y 32 pozos de agua subterránea (con capacidad de 262 millones de m3/año), los que sirven para abastecer la demanda de sus casi 10 millones de habitantes (Figura 1)." Estas cinco represas solo abastecen agua a La Paz y El Alto pero no a toda la población del país que son como 10 millones. ¿O estoy equivocado?



En noviembre del año pasado (2016), por el drástico descenso de los niveles de agua en la represa de Hampaturi, más de 94 barrios de la ciudad de La Paz sufrieron un radical racionamiento de agua potable por semanas que se hicieron meses.

Las sugerencias para mejorar el sistema de captación y distribución de agua potable en aquella época (2011 y antes), la posibilidad de obtener otras fuentes a través de la prospección de pozos, el factible tratamiento de aguas servidas, entre otras, pudieron ser opciones tangibles para así descartar la construcción de Hampaturi Alto. Por qué preservar el área arqueológica del lugar?

Al margen del conocimiento histórico, el uso turístico de bienes culturales, fundamentado en el desarrollo sostenible, eslabona una secuencia de aspectos beneficiosos. Están la valorización de los propios bienes culturales, del entorno natural, las culturas tradicionales y los aspectos sociales y económicos de las poblaciones asentadas localmente. La generación de ingresos complementarios, la reducción de la emigración y la construcción de infraestructuras, como alojamientos, transportes, vías de comunicación, centros de interpretación y museos, entre otros, son algunos de los efectos positivos directos.
Además produce la reinversión en conservación que mejorará la conciencia hacia la protección.

Hoy, 9 de mayo de 2017, a SEIS años de la detallada y seria publicación efectuada por la Sociedad Boliviana de Arqueología, el periódico El Deber indica:

http://www.eldeber.com.bo/bolivia/Unesco-destaca-que-Tiahuanaco-sera-modelo-de-gestion-con-plan-de-preservacion-20170509-0086.html

El agua es elemental para la vida, sin duda alguna. La Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia (CPEPB) tiene un acápite reservado específicamente para este elemento. Las instancias gubernamentales están obligadas a su preservación y buen uso.

Qué sería de la vida sin historia? De igual manera, en la CPEPB, artículo 100, se indica:
"La riqueza natural, ARQUEOLÓGICA, paleontológica, histórica, documental, y la procedente del culto religioso y del folklore, es patrimonio cultural del pueblo boliviano, de acuerdo con la ley." El Estado, que incluye al gobierno y a los ciudadanos, debemos cumplirla.