4 de diciembre de 2017

La destrucción del Patrimonio Arqueológico y Arquitectónico de La Paz o la vocación del Gobierno Municipal (Primera parte)

Karina Aranda Alvarez

Durante los últimos 18 años los habitantes de La Paz (Bolivia), venimos siendo testigos de la destrucción y pérdida paulatina de nuestro patrimonio cultural; el cual es arrasado diariamente a manos de privados con la aquiescencia de las autoridades locales y nacionales.
Valga decir que en este tiempo, se ha incrementado exponencialmente la demolición y abandono de Conjuntos Arquitectónicos Patrimoniales, los cuales otrora, conformaban el Casco Histórico de nuestra ciudad.
Zonas y calles emblemáticas de la ciudad (plaza Murillo, San Pedro, calle Catacora, avenida Sucre, Obrajes, sólo por citar algunos) fueron perdiendo su aire republicano -y en algunos casos colonial-, para dar paso a monstruosos edificios, que destruyen la memoria histórica del municipio y rompen la armonía del entorno justificados en la presión urbana o las necesidades de la población o las autoridades de turno (Figura 1).

Fig. 1.- Construcción presidencial de La Casa Grande del pueblo, horroroso y oneroso “elefante blanco”  que rompe con el Casco Histórico de la Plaza Murillo (Foto: Jesús Alanoca)

Una justificación que el propio Gobierno Municipal de La Paz empleó para eliminar el valor patrimonial de muchos conjuntos arquitectónicos  a través de una “muy conveniente” Ley de uso de suelos (LUSU) promulgada el año 2012; la cual prevé que sólo se conservarán los conjuntos patrimoniales que posean un 75% de edificaciones de valor patrimonial, caso contrario se dará carta blanca a las autorizaciones de demolición (Figura 2).

Fig. 2.- Demolición del Hotel España (Patrimonio Arquitectónico categoría “B”)
autorizado por el Municipio de La Paz (Foto Página Siete)

Sin ir más lejos, en enero de este año fuimos testigos del colapso de una casona patrimonial emplazada en plena Plaza Murillo (Figuras 3, 4 y 5); una casona que contaba con una Declaratoria Patrimonial Municipal; la cual no servía siquiera, para que los propios técnicos de patrimonio del Municipio pudieran (o quisieran) invertir e intervenir en su conservación.


Fig. 3.- Fotografía antigua de la casona patrimonial de la Plaza Murillo (Foto tomada de la página virtual Opinión)


Fig. 4.- Lamentable estado de abandono y deterioro de la casona patrimonial
registrado el año 2016

Fig. 5.- Colapso de parte del frontis de la casona donde se aprecia la desestabilización
de toda la estructura (Foto Liliana Carrillo. Página Siete)

En el ámbito Arqueológico, el panorama no es más alentador; a diario podemos comprobar (y en muchos casos denunciar) la destrucción flagrante de yacimientos arqueológicos  a manos de privados e instancias públicas (incluido el propio municipio y el gobierno nacional), quienes no tienen el menor reparo en llevarse por delante -y desechar junto con los escombros- una historia ocupacional de casi 3.000 años de antigüedad (Figura 6), una historia expresada en restos de cultura material presente en todo el valle paceño; una presencia que dicho sea de paso, el Gobierno Municipal conoce a cabalidad  desde el año 2008, a través de un Mapa de áreas arqueológicas potenciales del valle de La Paz[1], publicado por encargo del propio municipio, quien después se dedicó a invisibilizarlo y más recientemente desacreditarlo.

Fig. 6.- Panorámica de la gran remoción de suelo  (con autorización edil) para la construcción de un edificio en la esquina Diaz Romero y Busch; lugar con evidencias de asentamientos Formativo y Tiwanaku, tipificado como zona de alto valor arqueológico

Gracias a este abandono es que hoy continuamos siendo testigos del lento deterioro de la Chullpa de Chijipata-Kellumani (Achumani), última estructura funeraria de los Señoríos Regionales  aún en pié dentro del municipio paceño (Figuras 7 y 8); la misma que continúa abandonada a su suerte a pesar de las constantes denuncias realizadas al municipio desde el año 2003 (https://arqueobolivia.blogspot.com/).

Fig. 7.- Chullpa de Chijipata (Año 2003)

Fig. 8.- Cista asociada a la Chullpa (Año 2005)

Para el año 2008, las denuncias al municipio sobre su abandono se sucederían, sumándose a esto la destrucción premeditada del área inmediata a la estructura funeraria (dos bases de torres funerarias y cinco cistas intactas) a manos de los vecinos del lugar (propietarios de los terrenos), quienes removieron el suelo del sector hasta una profundidad de 1,50 metros, lanzando los restos humanos al barranco y saqueando sus contextos (Figuras 9 y 10).


Fig. 9.- Cara posterior de la Chullpa de Chijipata (Año 2008)

Fig. 10.- Restos de la cista  destruída por los propietarios de los terrenos (Año 2008)

A finales del año 2016, el Municipio paceño promulgaría una Ley que declara “Patrimonio arqueológico, histórico y cultural” a la Chullpa de Chijipata; una declaratoria nominal (aprobada gracias a la presión de los medios y la sociedad civil), la misma que se limita a la colocación de una plaqueta (la cual aún no existe), dejando imposibilitada cualquier intervención en el área, debido a la “camisa de fuerza” (mencionada en la propia ley) que constituyen las “otras” normativas municipales, relacionadas con la inversión municipal y la administración territorial[2].
Paralelamente, se reduciría el área reconocida como arqueológica -y por lo tanto de protección- de 25.000 metros cuadrados (el año 2011) a 1.900 (el año 2016); dejando así desprotegida y sujeta a la destrucción flagrante a toda un área que también alberga importantes asentamientos de los períodos Formativo y Tiwanaku.
A finales del mes de Noviembre de este año -y con la declaratoria a cuestas- la Chullpa de Chijipata continúa en total abandono, registrándose la caída de parte de la bóveda, la destrucción del acceso y la pérdida de parte del revoque externo de la estructura (Figura 11).

Fig. 11.- Estado actual de la Chullpa, donde se aprecia el colapso de parte de la bóveda y acceso (Noviembre del 2017)

Consultadas las autoridades ediles (Presidente del Concejo Municipal, Secretaría de Culturas y  Dirección de Patrimonio) sobre las acciones que tomarán para proteger la Chullpa de Chijipata y nuestro patrimonio cultural, obtuvimos como respuesta que la vocación del Municipio de La Paz no es patrimonial, y que no pueden llevar a cabo ninguna acción directa –y mucho menos de oficio- para proteger la estructura funeraria, o los yacimientos arqueológicos (en este punto ya ni mencionar a los inmuebles patrimoniales).
Frente a este panorama, queda claro que el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz, no está interesado en conservar nuestro patrimonio, contentándose con mantener una postura cómoda que se limita a observar el deterioro y destrucción del patrimonio prehispánico, colonial y republicano de nuestro municipio, amparándose en una serie de normativas municipales que privilegian el crecimiento urbano sin planificación (tanto vertical como horizontal) y la legalización de movimientos de tierra y construcciones fuera de norma y sin autorización a favor del incremento de los erarios municipales.
Por otro lado, es por demás evidente que la promulgación de leyes insustanciales en torno al Patrimonio Cultural (entiéndase la Ley de la Chullpa de Chijipata o la reciente Ley municipal de culturas que se pretende promulgar a mediados de diciembre de este año), no están elaboradas precisamente para proteger, conservar, salvaguardar y administrar el patrimonio; sino que, por el contrario se hallan pensadas para JUSTIFICAR el escaso o –las más de las veces- nulo accionar por parte del municipio, quien desconociendo abiertamente los mandatos de la CPE, la Ley de Autonomías y la Ley de Patrimonio, limita sus atribuciones en torno al patrimonio a una suerte de “dejar hacer”, pretextando las necesidades de una población, que no puede pronunciarse a favor de algo que no conoce (y que, para colmo de males, el municipio no está interesado en hacer conocer).
    




[1] A finales del año 2008, el Gobierno Municipal de La Paz auspicia la publicación del Mapa de áreas arqueológicas potenciales del municipio de La Paz, elaborado por Lémuz y Aranda, en base a la identificación de hallazgos fortuitos, sitios y áreas arqueológicas y la implementación de sistemas de información geográfica.

[2] A pesar de que ya en el año 2008 el Municipio de La Paz cataloga y registra las áreas arqueológicas existentes en su territorio,  evade la inclusión de las mismas en los lineamientos referenciales del régimen de planificación, gestión y ordenamiento territorial, desconociendo su existencia en términos de jurisdicción, organización, uso de suelos y administración.

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