4 de septiembre de 2011

II Jornadas Culturales 2011...el manejo antojadizo, irresponsable e interesado del Patrimonio Cultural y Natural


A pesar del nefasto antecedente de la convocatoria a las Primeras Jornadas Culturales 2008, gestionadas por el entonces Viceministerio de Culturas con el único afán de utilizar las cifras de asistencia para lograr ascender a rango de Ministerio (objetivo que se cumplió duplicando la ineficacia de la entidad al no contar con recursos, infraestructura, personal capacitado y mucho menos un plan operativo coherente y funcional), y posesionar un Consejo Nacional de Culturas (CONAC) cuyos componentes se autonominaron (asociaciones Folcklóricas a la cabeza) al negarse las mesas de trabajo a designar representantes (debido a las profusas evidencias de la descarada manipulación por parte de la entidad organizadora); nuevamente se llevaron a cabo las II Jornadas Culturales 2011 (1 y 2 de septiembre), organizadas por la Unidad de Consejos Departamentales del ahora Ministerio de Culturas, a cargo de la Lic. Paola Vania Rivas Lopez y algunos técnicos del Viceministerio de Descolonización y Despatriarcalización.
Desechando abiertamente lo estipulado por la Constitución Política del Estado Plurinacional y la Ley de Autonomías en torno a la descentralización administrativa y las competencias por Unidad Territorial, el Ministerio de Culturas se dio a la tarea de convocar "a dedo" y por invitación cerrada (de acuerdo a lo indicado por la propia Lic. Rivas) a algunos actores culturales para decidir la representación departamental en el tema cultural, desconociendo de esta manera no sólo la competencia de la Gobernación Paceña para llamar a este evento, sino también obviando su participación, la participación de los representantes de las 20 provincias del departamento, los delegados de cultura de los municipios e infinidad de asociaciones, instituciones y actores de los diferentes sectores del ámbito cultural.
Caracterizada por la nula difusión del evento, la poca participación, la escasísima representatividad de los actores, la inexistencia de documentación sobre las labores, resultados y conclusiones del supuesto Consejo de Culturas instaurado el 2008 y la deficiente e improvisada organización; esta convocatoria demostró una vez más el amañado comportamiento del que se valen algunas instancias gubernamentales (entiéndase Ministerio de Culturas) para abrogarse representatividad y fingir un concenso social que valide su dudoso accionar sobre la administración y conservación del Patrimonio Cultural Boliviano.
En este contexto, y ante la denuncia constante de los pocos participantes acerca de la legalidad y representatividad de la convocatoria, los organizadores (Lic. Rivas y técnicos moderadores) pasaron a vulnerar los derechos a la libertad de expresión y el libre albedrío de los asistentes, maltratándolos, instándolos a presentar propuestas, trayendo constantemente nuevos participantes de un evento paralelo (del MAS-IPSP) llevado a cabo en el mismo recinto para engrosar las mesas de trabajo; llegando finalmente a intentar coartarles el derecho a opinar en las plenarias finales y posesionando a la fuerza un nuevo Consejo de Culturas, a todas luces nada representativo ni consensuado.
Ante este atropello la Sociedad de Arqueología de La Paz, conjuntamente a todos los integrantes de la Mesa de Patrimonio material e inmaterial (denominada posteriormente como de Patrimonio Cultural y Natural) decidió no trabajar en la elaboración de ninguna propuesta, ni presentar ningún representante que valide esta convocatoria ilegal y manipulada. Por el contrario se presentaron una serie de observaciones al evento y sus impulsores, derivando en una serie de recomentaciones que en conjunto exigían una nueva convocatoria participativa, representativa y por la vía constitucional.
La demostrada manipulación de eventos, y el accionar poco transparente del Ministerio de Culturas, no sólo en este caso, sino también en aquellos ligados a la creación de leyes y reglamentos, o ante la destrucción de sitios patrimoniales, nos llama a la susceptibilidad llevándonos a cuestinar seriamente su desempeño en cuanto a la adecuada gestión del Patrimonio Cultural Boliviano.

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