Desde hace un par de años se ha venido impulsando el paso del Rally
Dakar por Bolivia; un evento que es llevado adelante en América latina
desde el año 2009, ante la imposibilidad de poder replicarlo en
territorio africano, principalmente por la serie de denuncias y
atentados que venía sufriendo y que obligó a su suspensión durante el
año 2008. A la fecha, el traslado de este evento dudosamente “deportivo”
a nuestro continente, no ha hecho más que acumular cifras…pero no
aquellos montos millonarios que supuestamente movería el negocio
turístico, sino más bien unas cifras de mayor cuantía expresadas en
daños netos: más de 200 sitios arqueológicos afectados y destruidos en
Chile; 5 acciones legales por destrucción de patrimonio en Atacama y
Coquimbo; 1 recurso de protección llevado adelante por el Colegio de
Arqueólogos de Chile y la Fundación Patrimonio Nuestro para evitar la
realización del Rally Dakar 2014 en territorio chileno; 1 denuncia del
Museo de Paleontología de Lima (Perú) por daño irreparable en el mayor
cementerio del mundo de fósiles del Mioceno; 6 personas atropelladas en
Argentina; 1 denuncia penal contra siete gobiernos provinciales
argentinos por no hacer seguimiento a las evaluaciones de impacto, ni
realizar las audiencias públicas para autorizar o no el Rally Dakar;
infinidad de denuncias y manifestaciones de las comunidades indígenas de
los valles Calchaquí (Tucumán) y los pobladores de Salta en contra del
evento catalogándolo de no grato y sobre todo no invitado. Y es que el
espectáculo del Rally Dakar, no es una actividad turística ni mucho
menos económica para ningún país, sino que fundamentalmente es una
aventura de unos cuantos privilegiados que vienen a “redescubrir” lo
exótico y lo salvaje sin importar el costo ambiental, social y cultural
que acarrea la sed del descubrimiento y la aventura: una experiencia
colonialista directa con el argumento fraudulento del negocio.
Imagen panorámica de Laguna Verde (Bolivia) |
Un argumento ante el cual sucumbió también el gobierno boliviano,
entregando en bandeja de plata una de las regiones más frágiles y
desprotegidas de nuestro territorio: el sur Potosino, caracterizado no
sólo por el abandono estatal, sino también por albergar importantes
áreas de protección natural como la Reserva Nacional de Fauna Andina
Eduardo Avaroa o el Salar de Uyuni, las cuales acogen y protegen
diversas especies de aves, zorros, felinos y camélidos, entre otros.
Paralelamente, esta región alberga una importante cantidad de
invaluables sitios arqueológicos con más de 3.000 años de antigüedad,
entre los que se destacan áreas de caza y talleres líticos tempranos,
abrigos rocosos con pinturas rupestres, petroglifos, estructuras
habitacionales, áreas de cultivo, chullpas, caminos prehispánicos,
tambos incaicos, rutas caravaneras, fortificaciones y complejos
ceremoniales; todos en total estado de indefensión (legal y material)
ante cualquier actividad turística masiva.
Huellas de motorizados en el desierto Chileno |
En este contexto, no sólo es lamentable que se celebre la inclusión de
Bolivia en el Rally Dakar, sino que es desastroso que se inviertan
millones de bolivianos en asegurar nuestra inclusión en el evento, y no
se los emplee para mejorar las condiciones de vida de la población local
(que adolece de salud, educación, accesibilidad víal, etc.); o para
asegurarse de que el patrimonio histórico y cultural se proteja, o para
proteger el patrimonio natural del sur boliviano (donde están las
autoridades para regular a los operadores turísticos -locales y
chilenos- que hacen desmanes en el Salar de Uyuni?) o para controlar y
conservar el patrimonio arqueológico (que se encuentra desprotegido ante
los saqueos cotidianos y las incursiones furtivas de investigadores
argentinos y chilenos que consideran a la región como “zona de nadie o
agujero negro”). Lo peor de todo es que aún no se sabe a ciencia cierta
cual será la ruta (amén del ingreso por Villazón y la salida por
Ollague)...¡¡y no importa!!; ¿donde está el Ministerio de Culturas y su
Dirección de Patrimonio para solicitar una evaluación de impacto
ambiental? , ¿por qué no exigen la ruta final para controlar que se
evite la destrucción de los yacimientos arqueológicos de la zona?, o es
que aún no aprendieron nada de las denuncias efectuadas por la Sociedad
de arqueólogos chilenos, los paleontólogos peruanos y argentinos,
quienes dan testimonio de la destrucción del patrimonio (natural y
cultural) a manos de este supuesto boom del desarrollo turístico.
Artículo de Karina Aranda; extraído del períodico feminista La Malhablada N°8, Agosto 2013.
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