6 de diciembre de 2017

El Murciélago en la época Prehispánica

Dagner Salvatierra

Los murciélagos son los únicos mamíferos de hábitos nocturnos que pueden volar. Pueden vivir en troncos huecos, grietas de rocas, casas abandonadas y otros sitios, pero por lo general están asociados a las cuevas, en donde viven en colonias de miles y hasta millones.
A pesar de tener hábitos nocturnos, los murciélagos tienen diferentes periodos de actividad a lo largo de la noche: un periodo activo en las primeras horas, y periodos de descanso en las que digieren la comida. (Cajas 2009)
Desarrollo
El hombre y el animal siempre han creado y mantenido un lazo de proximidad basado en similitudes físicas, biológicas o de comportamiento. La cosmogonía prehispánica da cuenta de la importancia de esta relación, tanto a través de los mitos como de los ritos (Lévi-Strauss 1949, 1962, 1964, 1966, 1968, 1971; Reichel Dolmatoff 1971, 1975, 1985, 1988; Ingold 1988; Osborn 1994; Árhem 1996; Descola 1996, 2005; Chaumeil 2000; Gutiérrez Usillos 2002: 237-347).
El murciélago fue estereotipado como dañino. En la antigua Europa los murciélagos eran considerados como el espíritu de los muertos malditos, seres nocturnos que salían de las tumbas en las que se pudrían los cadáveres y succionaban la sangre de los vivos dormidos. A estos malhechores nocturnos los artistas de la Edad Media los representaron en forma de diablo o de murciélago. En el arte medieval se le consideró a este último como un demonio de la lujuria, que agotaba la savia de vida del cuerpo humano y consumía la fuente de la gracia que permitía la supervivencia del alma. El murciélago estaba en estrecha relación con las acciones de los genios nocturnos del mal.
Por sus hábitos nocturnos, y sus áreas de distribución los murciélagos siempre han estado asociados a las cuevas y a la oscuridad. Por lo tanto, fueron considerados seres de la oscuridad en las culturas prehispánicas de centro América y están asociados a las deidades de la muerte y la noche. (Muñoz 2006)
“El culto al dios Murciélago en el México se remonta al 500 a.C. y sus representaciones abundan en esculturas de piedra, urnas de cerámica, pinturas, códices o topónimos. Debe recordarse que por oposición a las ideas de luz, cielo y vida, hay dioses del mundo subterráneo, asociados con la noche, la tierra y la muerte. En este inframundo los aztecas colocaban la morada de los desaparecidos, el Mictlan, el lugar en que reinaba Mictlantecuhtli, señor de los muertos. El murciélago, junto con la araña, el búho y el alacrán, se asociaba por lo general a la oscuridad, la tierra y la muerte” (Caso, 1985, p. 175).
Los murciélagos fueron un grupo de animales reconocidos culturalmente por los antiguos habitantes de las Américas, prueba de ellos son las múltiples representaciones de estos incluyendo aquellas que simbolizan deidades, y los ocasionales hallazgos de restos esqueléticos de murciélagos (Tepcyolo y Coxcatlan en el estado mexicano de Puebla, así como en abrigos rocosos como en Santa Martha, en el estado de Mexicano de Chiapas).
El murciélago era considerado como un ser del inframundo (camazot, “murciélago-muerte”) entre los mayas quichés, asociado a la decapitación.
Es también importante mencionar que el dios Murciélago también fue relacionado con la fertilidad y el dios del maíz, en Monte Alba Oxaca (Caso 1982)
Gracias a las investigaciones arqueológicas específicas y detalladas en las esculturas, vasijas cerámicas, frisos etc., en México y otras regiones de Centro América, fue posible monitorear algunas especies, familias, para su conservación y preservación.
Las investigaciones arqueológicas en Bolivia reportan hallazgos de representaciones de murciélagos en la alfarería Cochabambina que corresponde al periodo formativo (1200 ac)
Los hallazgos más representativos sobre figuras modeladas de murciélagos que fueron reportadas en los valles de Cliza y Quillacollo (Cochabamba), según los informes de estos hallazgos, describen que dichas imágenes se encontraron en cantaros de grandes dimensiones, las representaciones encontradas son descritas de la siguiente forma “rostros que llevan enormes orejas, ojos granos de café y grandes fauces abiertas, en las que se observan tres dientes en los maxilares. Los rostros están acompañados por largos miembros que rodean la vasija, otras representaciones están modeladas con cabezas humanas estilizadas con grandes orejas y rostros triangulares”
En la década de los 60 el investigador Dick Ibarra Graso realizó la recolección de material cerámico de la localidad de Chullpapata en Cliza, este material presenta material con representación de murciélagos, dicho material fue analizado por la misión alemana  (Walter 1965). También se realizaron excavaciones de rescate arqueológico en distintos montículos del valle de Quillacollo donde se registraron hallazgos de tubos ceremoniales con representaciones iconográficas y modeladas de murciélagos.
Las excavaciones realizadas por Brockinton y el equipo de arqueólogos Bolivianos  en 1985 en el  sitio arqueológico de Sierra Moko, recupero fragmentos cerámicos y tubos ceremoniales de cerámica, el material más representativo presenta a un rostro de un hombre- murciélago con grandes alas en vez de orejas, lleva un apéndice en la frente, posiblemente haciendo referencia a la nariz de un murciélago de la familia Philostomidae.
Este material tan peculiar y llamativo se encuentra en las colecciones museográficas del Museo Arqueológico dependiente de la Universidad Mayor de San Simón, de la ciudad de Cochabamba.
Es evidente que para las culturas precolombinas los murciélagos eran importantes, quizá porque conocían la función vital de los murciélagos para el bienestar humano y de los ecosistemas.

Bibliografía:

Brockinton, D. D.Pereira, R Sanzetenea, R Cespedes y C Pérez.
1985. Informe Preliminar de las excavaciones en Sierra Mokko y Chullpa Pata periodo formativo. Cuadernos de investigación seria arqueología nº 5 Instituto de investigaciones Antropológicas y Museo Arqueológico. UMSS, Cochabamba. Bolivia.
Cajas Antonieta
2009 “Los Murciélagos en el Arte Maya”. Asociación FLAAR. Mesoamérica.
Caso Alfonso
1982 “El tesoro de Monte Alba”, Instituto Nacional de Antropología INIAH.
Céspedes Ricardo
2007 “Los Murciélagos en la Cosmovisión Precolombina”.  Historia, Distribución y conservación  de los Murciélagos de Bolivia. Pág. 94, 97. Fundación Simón I. Patiño.
Muñoz Espinosa, María Teresa
2006 “El culto al Dios Murciélago en Mesoamérica” en arqueología Mexicana, Vol. XIV, Nº, Editorial Raíces Marroquín S.A. México


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