Javier Armando Méncias Bedoya
El día 11 de diciembre del año 2017 ingresará en los anales de la historia boliviana como un hito importante, pues Bolivia fue reconocida, a nivel mundial, como el "Mejor Destino Cultural del Mundo" del año 2017, compitiendo contra países que tienen una gran tradición en cuanto a gestión cultural se refiere (entendiendo "cultural" como el amplio abanico que cubre desde el folklore hasta el patrimonio arqueológico).
Preocupa -bastante- que además pase a formar parte de los supuestos "logros" de un gobierno que MUY POCO o NADA ha aportado a la cultura (no señores, un museo dedicado al narcisismo, el culto personal y la megalomanía NO es cultura, o por lo menos no debería serlo en un país al que expresiones culturales le sobran). No nos equivoquemos, Bolivia se merecía el premio, pero Bolivia como la compleja urdiembre que conforma nuestro tejido cultural, algo que supera con creces una deficiente, y circense (en algún momento trataremos la "Marca País" que nos vendieron), gestión por parte de la autoridad cultural competente: el Ministerio de Culturas y Turismo.
Varias son las razones que nos deben recordar que los logros culturales en nuestro país se deben más a sus gestores individuales, que a sus representantes nacionales (basta con revisar el archivo de noticias de esta página, donde los ejemplos abundan), pero recordemos algunos hechos irrefutables:
1. Desde su fundación, la SALP ha provisto ideas y aportes voluntarios para la construcción de la normativa cultural en el país, en el MDCyT. Su presencia, a partir de la participación de los asociados que la conforman, puede ser verificada en decenas de listados de participación... Lastimosamente usados solamente para justificar supuestos procesos de "socialización", sin intención de considerar las propuestas.
2. El gobierno central es incapaz de cumplir su propia reglamentación. A guisa de ejemplo, a 3 años de promulgada la Ley Nº 530 "Del Patrimonio Cultural Boliviano", no se ha creado el solicitado "Fondo de Fomento del Patrimonio Cultural Boliviano-FONPAC" (Art. 62), a cambio creamos un FONDIOC que no nos dejó nada bueno en materia de cultura, institucionalizando una corrupción en los indígena-originario-campesinos que raya la "Aculturación".
3. La SALP siempre ha generado fuertes opiniones en relación a la destrucción intencional del patrimonio, a partir de eventos como el "Rally Dakar". Nuestro posicionamiento señala que este se aleja mucho de los preceptos de cultura (absorbiendo la mayor parte de los fondos que el Ministerio de Culturas recibe), y se constituye en un extraño y mediático discurso doble en el supuesto marco de un gobierno "anti-imperialista".
4. La SALP ha denunciado la ejecución de proyectos potencialmente peligrosos para el patrimonio arqueológico, y antropológico-cultural, como las prospecciones geofísicas de YPFB en el "culturalmente sagrado" Lago Titicaca.
5. Igualmente, ha cuestionado sobre la existencia de Estudios de Impacto en megaproyectos como la carretera del TIPNIS, la represa del Bala y otros.
6. Finalmente, casi cada miembro activo de la SALP ha pasado por el calvario burocrático que significa realizar una denuncia de destrucción de patrimonio, solicitando mediante incontables notas y cartas saber los resultados de estas denuncias... Sobra decir que el incompetente departamento de Jurídica del Ministerio de Culturas, en el que probablemente no existe UN solo abogado con especialidad en cultura o patrimonio, no ha resuelto ni la mitad de las mismas (o no responde a las solicitudes).
Por estas e incontables otras razones relacionadas con la inconsistencia, y doble moral, del discurso estatal sobre los valores ancestrales y los usos y costumbres, el premio recibido nos trae un sabor agridulce: no podemos dejar de alegrarnos por el bello país que tenemos, pero tampoco podemos olvidar que sus gobernantes no lo merecen. No nos dejemos engañar, el gobierno central nunca hizo nada para que ganemos este premio. El premio nos llegó por que Bolivia, su historia y su gente, a pesar de los constantes intentos estatales de destruirlas, son únicas...
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