En una actitud de lealtad para con el líder, en un artículo del 12 de este mes (https://www.la-razon.com/voces/2024/05/12/en-defensa-y-resguardo-del-museo-de-orinoca/), Esteban Ticona hace apología de uno de los mayores monumentos al despilfarro del régimen de Evo Morales.
A poco de haber asumido su mandato, su entorno tuvo la idea de ensalzar su figura primero declarando su cuna (Orinoca) como Monumento Nacional y luego dedicándole un monumento cual fue el Museo que en febrero de 2017 se inauguró en aquella población. Luego de lanzada la “brillante” idea, las voces de protesta no tardaron en hacerse escuchar, pues se trataba de un descarado culto a la personalidad, que los antropólogos y sociólogos bien conocen, o deberían conocer. Entonces, para disimular, cambiaron el nombre y le llamaron Museo de la Revolución Democrática y Cultural. En el fondo seguía siendo lo mismo, un museo dedicado a Evo.
En ninguna parte dice que esa edificación, ubicada a 160 km de Oruro, le costó al TGN (es decir a todos nosotros) la friolera de 49,5 millones de bolivianos, es decir más de 7 millones de dólares. El desembolso se hizo según el D.S. 1386 de 2012 (47 MM) y el D.S. 2973 de 2016 (2,5 MM). A eso podemos añadir cartas y espadas.
Cómo el proyecto era inviable, la tasa de retorno fue mínima, pero el desgaste, máximo. Ahora el Museo se halla deteriorado y se calcula que su refacción costaría otros 2 millones de bolivianos que de nuevo tendrían que salir de nuestros bolsillos para apuntalar el proyecto de la vergüenza.
Nunca, en Bolivia, se ha tenido tanto dinero para proyectos de índole cultural. Como datos de interés me gustaría señalar que, tras las excavaciones arqueológicas que llevamos a cabo en la localidad de Pariti en 2004, se recuperó una fabulosa cantidad de finos ceramios de la cultura de Tiwanaku, y que constituyen un verdadero tesoro cultural. La investigación la financió la Universidad de Helsinki (Finlandia). En 2005 construimos un pequeño pero significativo museo en la isla para albergar esa riqueza cultural de tanto significado. La obra costó 25 mil dólares y el dinero lo donó la Cooperación Suiza. ¡Es decir que con 7 millones pudieron haberse construido 280 museos parecidos al de Pariti en todo el territorio nacional! Y es sólo un ejemplo.
Acá les ofrezco otro dato. Muchos de los pobladores de Camata (Prov. Muñecas) tenían en su poder piezas cerámicas mollo e inka de inestimable valor cultural, y nos causaba preocupación que se perdiera ese importante patrimonio, así que les propusimos instalar un mini-museo en la misma población. Ellos poseen un inmueble que llaman “Casa Cultural”, que nos sirvió de sede, pero para el equipamiento fueron ellos mismos quienes donaron mesas, vidrios, telas, focos, etc. Puro entusiasmo sin casi nada de dinero. El Instituto de Investigaciones de la Carrera de Antropología y Arqueología brindó asesoramiento técnico, y el resto salió de los bolsillos de los camateños. En noviembre de 2023 abrió sus puertas al público, sin ánimo de lucro. Al TGN no le costó un centavo, y ni siquiera se hizo el intento de pedirle nada al gobierno, puesto que vano hubiese sido el esfuerzo.
Por tanto, me parece una aberración sólo el hecho de sugerir que se mantenga el museo de Orinoca, y seguir invirtiendo en ese proyecto fallido. ¿Lo mejor? Olvidarlo, para no llorar.
Jédu Sagárnaga
Arqueólogo
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