1 de junio de 2011

DUELO EN LA ARQUEOLOGÍA DE LA CUENCA DEL LAGO TITICACA POR EL FALLECIMIENTO DE LA ARQUEÓLOGA CATHERINE JULIEN

Hace pocos días ha dejado de existir la investigadora, arqueóloga, etnohistoriadora y antropóloga andinista Catherine Julien, quien con su trabajo a contribuido en gran manera a comprender la presencia inca en la Cuenca del Lago Titicaca y entender el mundo colonial en los albores de la conquista española.
A partir del presente espacio, la Sociedad de Arqueología de La Paz, rinde un sincero homenaje a ésta notable arqueóloga y expresa su más sentido pesar a su parientes y a la gran familia de arqueólogos bolivianos, peruanos y estadounidenses que compartieron con ella conocimientos, tiempo y amistad.
En tal sentido nos permitimos reproducir el obituario que la Western Michigan University (USA) ha publicado en su sitio web http://www.wmich.edu/history/facultystaff/facultyprofiles/julien.html:


Dra. Carherine Julien 1950 - 2011

La Dra Catherine Julien fue la mayor de cinco hermanos, hijos del Dr. Robert y la Sra. Jean Julien, nació el 19 de mayo de 1950 en el hospital de la Universidad de Stanford y murió en Turlock, California, el 27 de mayo de 2011. Catherine Julien era una activa arqueóloga y etno-historiadora que fue capaz de extraer significado de la cultura material (todo desde tejidos a tazas incaicas), fuentes escritas españolas e incaicas y lingüística incaica. En el ámbito académico de la arqueología andina fue una colega amistosa y generosa, profesora dedicada, y una verdadera académica interdisciplinaria, de reputación nacional e internacional, dedicó su vida profesional a recuperar la "voz" e historia de los pueblos indígenas que vivieron en Sudamérica en el período anterior a 1700.
Después de terminar la escuela secundaria en Turlock, Catherine se fue de casa para asistir a la Universidad Whitman en Walla Walla, Washington. Después de unos años se transfirió a la University of Berkeley, California, donde completó su educación: B.A. 1971, M.A. 1975, y Ph.D. en 1978. Todos sus grados fueron en antropología y su disertación doctoral, dirigida por el desaparecido Dr. John Rowe, exploraba el régimen incaico en la región del Titicaca. Después de su graduación Catherine realizó investigación arqueológica en Perú, e investigación de archivo en Sudamérica (principalmente en Perú), España, y Alemania. Enseñó entre 1989 y 1995 en la universidad de Bonn, dándose tiempo para proseguir sus investigaciones en otros lugares. Se unió al Departamento de Historia de la Universidad Occidental de Michigan en 1996. Continuó viajando extensamente para llevar a cabo sus investigaciones y regresar a menudo a las comunidades de amigos y colegas de las cuales ella se había hecho parte en sus estadías en Alemania, España, y Perú. En Perú, en particular, los lazos de amistad eran tan fuertes que Catherine se convirtió en un miembro estimado de numerosas familias.
Catherine Julien era una prolífica académica. Escribió diez libros, otro está por salir dentro de poco en Perú y aún otro, un trabajo de varios volúmenes sobre el explorador y autor español Cabeza de Vaca, que será completado por el Dr. Pablo Pastrana-Pérez quien fue su colaborador en el proyecto. Publicó catorce artículos en importantes revistas de su campo, contribuyó con veintidós capítulos a importantes colecciones editadas y casi a dos docenas más de publicaciones populares (casi a todas como invitada). También presentó casi un centenar de artículos académicos en conferencias, en muchos casos como invitada o exponente principal. Sus publicaciones se centran en comprender las maneras en las que los Incas dirigieron su imperio y en traer a la luz, ya sea en transcripción moderna o traducción, las fuentes disponibles para comprender la historia de los Incas, su cosmovisión, y sus interacciones con otros pueblos indígenas y los españoles recién llegados. Arqueóloga por entrenamiento, Catherine era no obstante una extraordinaria investigadora de archivo cuyo dominio del registro escrito relacionado a las altas tierras de los Andes no tenía igual.
El trabajo de Catherine está marcado por una originalidad y profunda investigación que le han ganado una reputación internacional. Su trabajo, publicado en inglés, italiano, alemán, y español, ha sido reconocido por sus contribuciones al campo de estudios andinos y apoyado financieramente por importantes instituciones en Gran Bretaña, Alemania, y los Estados Unidos. Catherine Julien ganó no menos que catorce concesiones y asociaciones nacionales e internacionales incluyendo una concesión de la Academia Nacional de Gran Bretaña, una de la Asociación Humboldt, varias del Fondo Nacional para la Asociación de Ciencia Humanísticas (dos en los últimos años por su cuenta para apoyar el proyecto Cabeza de Vaca), dos de la Asociación Fulbright y una muy codiciada de la Asociación Guggenheim. Estas prestigiosas concesiones y premios reconocen la excelencia e importancia de su investigación, tal como los premios que ha ganado por los resultados publicados de su trabajo. La publicación de Catherine del año 2000, “Lectura de la Historia Incaica”, recibió el premio Katherine Singer Kovacs de la Asociación de Lengua Moderna como el mejor trabajo sobre la historia y cultura de Latinoamérica, y el premio Ermine –Wheeler Voeglin de la Sociedad Americana de Etno-historia como el mejor trabajo de etno-historia en cualquier campo. Que un único libro pueda ganar un reconocimiento tan importante de dos organizaciones tan diferentes es uno tributo a su inter-disciplinaridad, alcance, y asequibilidad para lectores académicos. Un crítico llamó a la “Lectura de la Historia Incaica” tanto “original” como "profundamente académica." Es difícil imaginar un elogio más grande para una obra académica.
Las contribuciones de Catherine al conocimiento fueron también reconocidas más cerca a casa. En el año 2002 ella recibió el Premio de Logro Facultativo de la Universidad de Artes y Ciencias por su Actividad Creativa y de Investigación. En el año 2004 historias la Universidad Occidental de Michigan le otorgó el título de Distinguida Investigadora Académica, un honor casi exclusivamente reservado para aquellos que han logrado, y sostenido por largo tiempo, el rango de catedrático completo. Catherine era por entonces todavía una profesora asociada pero su registro académico combinaba, y en muchos casos superaba, al de los anteriores receptores del premio.
Lo que es realmente extraordinario es que Catherine Julien se las arregló para hacer todo esto mientras daba clases con una carga horaria completa – a menudo cambiando cursos en el último minuto para cubrir las necesidades departamentales – mientras ayudaba en más de lo que era justo al servicio del departamento, facultad y universidad. En los años 2001 y 2002 intervino para ocupar el cargo tan atareado de Directora de Estudios Diplomados sin pedir – ni recibir - la tradicional reducción de horas de enseñanza que acompaña a ese cargo. Ella siempre fue una activa partidaria del programa de diplomados en historia y sirvió como tutora a numerosos estudiantes y nuevo cuerpo docente. En el año 2007 aceptó servir como Directora de Estudios Diplomados. Hizo esto, a pesar de un compromiso significativo en cuanto a tiempo con sus proyectos NEH, para cubrir un retiro inesperado y sin una reducción de horas de enseñanza ya que ella no quería cancelar sus muy necesitados cursos de Historia Latinoamericana. Efectivamente, una marca de su dedicación a su residencia departamental es que ella a menudo declinaba invitaciones para postular a asociaciones y concesiones que, dado su conjunto de destrezas y su registro académico, ella con mucha más probabilidad habría conseguido pero que también la habrían alejado de su contribución a la vida del Departamento y la Universidad.
En resumen, Catherine Julien fue un modelo de desempeño en cuanto a cómo un catedrático universitario debe ser: comprometido y respetado en su disciplina, comprensivo y dedicado hacia sus estudiantes, y generoso con su tiempo y conocimientos hacia sus colegas e institución.
Catherine Julien deja tras ella una desolada familia en California, incluida a su adorada hija Clara, y a amigos, colegas y estudiantes entristecidos en toda América y Europa. Esto, además de sus conocimientos, es un legado de una vida llevada con pasión, comprensión, y atención y cuidado hacia su trabajo y hacia aquellos que compartieron su recorrido.

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