El arqueólogo Marco Irahola muestra las qollqas (silos)
en fila que aún permanecen en Quenamari, en Colcapirhua. - José Rocha
Los Tiempos
Por Karen Carrillo , Los Tiempos 25/07/2015
El abandono y descuido de las autoridades nacionales, departamentales y municipales provocó que al menos 100 qollqas o silos incaicos de maíz, de una reserva de 1.000 en Quenamari, ubicadas al sur del municipio de Colcapirhua, fueran destruidas completamente.
Así lo denunció el arqueólogo Marco Irahola, contratado por la Alcaldía a insistencia de los propios dirigentes de Esquilán Grande, donde se hallan estas piezas arqueológicas, para realizar por primera vez un relevamiento arqueológico para tener un mapa que determine el espacio en el que sitúa este patrimonio incaico.
“Como comunidad ya hemos perdido la esperanza que las autoridades puedan hacer algo, por eso hemos contratado un arqueólogo y vamos a hacer una delimitación para ver hasta dónde y cuándo van a dignarse las autoridades hacer algo con el sitio”, aseveró el dirigente de la zona, Roberto Rocha.
Las qollqas conocidas como silos o espacios de almacenaje servían a los incas para guardar sus alimentos recién cosechados, principalmente granos en el siglo XV, para que después sean transportados hacia otros departamentos del país y así atender las necesidades de alimentación de la población de la época.
Irahola indicó que este atentado se produjo porque aún existen personas que no reconocen el espacio como patrimonio y por el conflicto de tierras en una parte donde están las qollqas. Asimismo, lamentó que a pesar de haber hecho una representación a la Dirección de Cultura, Interculturalidad y Descolonización de la Gobernación aún no hayan acudido a realizar una inspección en el sitio para constatar el daño.
En la zona afectada, las piedras circulares de un diámetro de entre tres a tres metros y medio fueron removidas, quedando espacios vacíos visibles a simple vista. En otros casos el tiempo y la falta de políticas de preservación han deteriorado los vestigios arqueológicos.
Rocha aseguró que si la situación continúa de esta manera, con el tiempo desparecerá lo que queda de las qollqas que aún existen, corriendo el riesgo de quedar en el olvido. En la zona ya existen tres generaciones de personas que tienden a expandirse y ven como una opción el sitio de las qollqas. Sin embargo, pese al riesgo de la proliferación de asentamientos, no hay acciones de prevención.
Esta situación de destrucción del patrimonio arqueológico y arquitectónico no sólo se presenta en Quenamari, sino en el mismo centro de la ciudad donde hace más de un mes se derrumbó una infraestructura colonial en la cera este de la plaza 14 de Septiembre a vista de las autoridades municipales y departamentales. Lo mismo ocurre en el municipio de Tarata donde ahora se aprecian edificios, mientras desaparecen las casonas coloniales.
Ante esta situación, Irahola pidió a los responsables del cuidado de estos sitios arqueológicos comprometerse con su resguardo, mediante la aplicación de políticas y con planes aplicables con visión futura.
NADIE HACE CUMPLIR LA NORMATIVA
El Concejo Municipal de Colcapirhua emitió la Ordenanza 021/99 el 1º de octubre de 1999 que declaró al cerro de Quenamari o La Maica de una superficie de 153,6 hectáreas como “reserva ecológica forestal con destino a la creación de un gran parque y área de esparcimiento”. Continúa: “queda terminantemente prohibida la construcción en este lugar, debiendo el ejecutivo municipal controlar permanentemente, procediendo a demoler cualquier construcción”.
En septiembre de 2006, el presidente Evo Morales promulgó la Ley Nº 3479 que declara “Monumento Arqueológico Nacional a los sitios arqueológicos incaicos de Cotapachi Central, Kharalaus Pampa, Jahuintiri, ubicados en el municipio de Quillacollo; Quenamari en el municipio de Colcapirhua; e Incarracay en el municipio de Sipe Sipe de la provincia Quillacollo del departamento de Cochabamba”. A pesar de contar con estas normativas que obligan a la preservación de estos sitios para evitar daños irreparables, las acciones para respetarlas son escasas, nulas o quedan en intenciones.
Por Karen Carrillo , Los Tiempos 25/07/2015
El abandono y descuido de las autoridades nacionales, departamentales y municipales provocó que al menos 100 qollqas o silos incaicos de maíz, de una reserva de 1.000 en Quenamari, ubicadas al sur del municipio de Colcapirhua, fueran destruidas completamente.
Así lo denunció el arqueólogo Marco Irahola, contratado por la Alcaldía a insistencia de los propios dirigentes de Esquilán Grande, donde se hallan estas piezas arqueológicas, para realizar por primera vez un relevamiento arqueológico para tener un mapa que determine el espacio en el que sitúa este patrimonio incaico.
“Como comunidad ya hemos perdido la esperanza que las autoridades puedan hacer algo, por eso hemos contratado un arqueólogo y vamos a hacer una delimitación para ver hasta dónde y cuándo van a dignarse las autoridades hacer algo con el sitio”, aseveró el dirigente de la zona, Roberto Rocha.
Las qollqas conocidas como silos o espacios de almacenaje servían a los incas para guardar sus alimentos recién cosechados, principalmente granos en el siglo XV, para que después sean transportados hacia otros departamentos del país y así atender las necesidades de alimentación de la población de la época.
Irahola indicó que este atentado se produjo porque aún existen personas que no reconocen el espacio como patrimonio y por el conflicto de tierras en una parte donde están las qollqas. Asimismo, lamentó que a pesar de haber hecho una representación a la Dirección de Cultura, Interculturalidad y Descolonización de la Gobernación aún no hayan acudido a realizar una inspección en el sitio para constatar el daño.
En la zona afectada, las piedras circulares de un diámetro de entre tres a tres metros y medio fueron removidas, quedando espacios vacíos visibles a simple vista. En otros casos el tiempo y la falta de políticas de preservación han deteriorado los vestigios arqueológicos.
Rocha aseguró que si la situación continúa de esta manera, con el tiempo desparecerá lo que queda de las qollqas que aún existen, corriendo el riesgo de quedar en el olvido. En la zona ya existen tres generaciones de personas que tienden a expandirse y ven como una opción el sitio de las qollqas. Sin embargo, pese al riesgo de la proliferación de asentamientos, no hay acciones de prevención.
Esta situación de destrucción del patrimonio arqueológico y arquitectónico no sólo se presenta en Quenamari, sino en el mismo centro de la ciudad donde hace más de un mes se derrumbó una infraestructura colonial en la cera este de la plaza 14 de Septiembre a vista de las autoridades municipales y departamentales. Lo mismo ocurre en el municipio de Tarata donde ahora se aprecian edificios, mientras desaparecen las casonas coloniales.
Ante esta situación, Irahola pidió a los responsables del cuidado de estos sitios arqueológicos comprometerse con su resguardo, mediante la aplicación de políticas y con planes aplicables con visión futura.
NADIE HACE CUMPLIR LA NORMATIVA
El Concejo Municipal de Colcapirhua emitió la Ordenanza 021/99 el 1º de octubre de 1999 que declaró al cerro de Quenamari o La Maica de una superficie de 153,6 hectáreas como “reserva ecológica forestal con destino a la creación de un gran parque y área de esparcimiento”. Continúa: “queda terminantemente prohibida la construcción en este lugar, debiendo el ejecutivo municipal controlar permanentemente, procediendo a demoler cualquier construcción”.
En septiembre de 2006, el presidente Evo Morales promulgó la Ley Nº 3479 que declara “Monumento Arqueológico Nacional a los sitios arqueológicos incaicos de Cotapachi Central, Kharalaus Pampa, Jahuintiri, ubicados en el municipio de Quillacollo; Quenamari en el municipio de Colcapirhua; e Incarracay en el municipio de Sipe Sipe de la provincia Quillacollo del departamento de Cochabamba”. A pesar de contar con estas normativas que obligan a la preservación de estos sitios para evitar daños irreparables, las acciones para respetarlas son escasas, nulas o quedan en intenciones.
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